Las Santas Escrituras nos dicen que en el principio, nuestro Creador nos hizo un hermoso hogar en un jardín y nos enseñó que el trabajo físico era para nuestro beneficio. Él diseñó el cuerpo humano para el ejercicio activo.
El ejercicio es una parte importante del plan original de Dios para la humanidad. En Génesis 2:15 leemos, “ Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y le puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase.”Los beneficios de un estilo de vida activo son abundantes. Una mayor vitalidad, una mejor salud, y una vida más larga pueden ser nuestras, a través de la actividad física regular, activa y enérgica.
La actividad es la ley de la vida. Un hombre que se acuesta y rechaza ejercitar sus miembros, en poco tiempo, perderá toda la energía para utilizarlos. Es una ley de la naturaleza que cada facultad no usada se debilita y se pierde. Sin embargo, encontramos que hoy, hombres, mujeres e incluso niños hacen cada vez menos ejercicio. Se ha demostrado que un estilo de vida sedentario disminuye significativamente nuestra calidad de vida, mientras que al mismo tiempo aumenta la probabilidad de sufrir las enfermedades degenerativas de hoy en día. Por ejemplo, la inactividad esta asociada con un peligro creciente de:
- Enfermedades cardíacas
- Diabetes (tipo II)
- Osteoporosis
- Cáncer
- Ansiedad
- Depresión